martes, 29 de julio de 2014

Correr, gritar y seguir corriendo. Sin volver la vista atrás, sin pensar en nada, sólo la brisa en la cara, la arena en los pies. Correr sin pensar en todo aquello que deja atrás, todo aquello que tanto le ha hecho sufrir, lo que le quitó su sonrisa, le robó las ganas de vivir y se llevó consigo toda su esperanza. Se quedó vacía, sin nada, sólo era un cuerpo gritando y corriendo por aquella solitaria playa.
Sus pies descalzon pisaban la espuma. Las pequeñas olas rozaban sus tobillos, sentía que el momento estaba cerca, que todo iba a acabar dentro de nada, ya solo quedaban unos metros y todo terminaría, su interior se fundiría con el mar, dejaría este mundo para siempre.
Siguió adentrándose en el agua oscura, iluminada con la luz de la luna llena. Ya le llegaba el agua a las rodillas y su vestido ya comenzaba a empaparse del salado del mar, ya quedaba muy poco para su momento.
Cuando el agua le rozaba el pecho supo que esa era la hora, dió un pequeño impulso con los pies y comenzó a nadar mar a dentro. Unos metros, unos seguntos, unos minutos, no sabe cuándo dejó de nadar, se dejó caer, voló a la libertad. 
Ya no habría más sentimientos ni más pesadillas. Ya por fin era libre, ya había dejado su cuerpo sin vida atrás, y con él todos los malos recuerdos, todos los sufrimientos, todos los miedos. Por fin podía volar, ser libre, sentir el aire... ahora si era ella misma.

martes, 15 de julio de 2014

Volver después de tanto tiempo y tantas cosas.

Casi dos años que no escribo, en casi dos años en los que mi vida ha cambiado de forma radical. He cambiado personalmente, he madurado, ahora soy una persona distinta.
Sigo siendo esa cabecita hueca que se deja llevar por sus sentimiento, que lo da todo por aquellos a quien quiere, pero he aprendido a que tengo que vivir la vida, que de nada sirve estancarse en el pasado y de poco sirve también pensar siempre en que pasará mañana.
He aprendido a disfrutar día a día de mi familia y amigos, incluso de esas personas que entran por poco tiempo en tu vida, luego se van pero te queda un grato recuerdo de ellos.
He aprendido a no guardar rencores, en quedarme con lo bueno de esas amistades que fueron muy fuertes pero que por causas aún desconocidas desaparecieron. Seguramente esas causas fue falta de madurez y exceso de orgullo.
Disfruto de los pequeños momentos en buena compañía, ya sea cantando y bailando con una copa de vozka en la mano, sentada en un pub bebiendo una cervecita o simplemente un encuentro en una esquina y algunas palabras de apoyo.
Desde que mi padre enfermó he cambiado radicalmente, si todos aquellos que me conocíais en Sevilla me vierais ahora ni me conoceríais.
A veces echo de menos esa Silvia loca que siempre estaba de buen humor, que tenía el rancking de citas célebres, que reía por las esquinas y vestía con falditas de tabla cortas. O esa Silvia que trabajaba por las mañanas, estudiaba por las tardes y aún tenía tiempo para los amigos y las fiestas. Esa que se comía los bocatas de bacon y queso en el pansur, o esa que se bebía todos los días después del gimnasio una cerveza en el Cancún. Esa que iba día tras día en bici a empresariales. Esa que siempre andaba metida en alguna asociación, a la que le encantaba colaborar en eventos, conocer gente, hablar, bailar, reir, disfrazarse....
Por suerte aún queda mucho de esa Silvia, vale que ahora ya no visto con falditas de tablas y visto como todo el mundo (siempre con mi toque personal), ya no voy tanto de fiesta ni río tanto. Pero sigo soltando mis frasecitas célebres, siguen encantandome los bocatas y las cervecitas. Pero ahora necesito ser responsable, ahora ya tengo un negocio, tengo que ayudar en el de mi madre y a parte llevar por dentro la enfermedad de mi padre, que a veces pesa tanto que no sabes como te vas a levantar.
He aprendido que los amigos vienen y van, igual que todo en la vida, pero que cuando unos se van vienen otros. Algunos se quedan mucho tiempo, otros en cuanto ven que ya no eres la fiestera de siempre te dan de lado.
Pero hay que ser positiva y seguir adelante, hay que vivir el momento.
Si alguien lee esto y lee el nombre de mi blog dirá, pues esta ya se ha encontrado. Pues respondo: NO. Sigo buscando la respuesta a quien soy de verdad, porque voy cambiando continuamente, y he llegado a la conclusión de que nunca lo podré responder.
¿Qué soy? Soy una chica de 25 años, algo gordita y no muy alta, más bien bajita. Soy una chica que estudió y no encontró trabajo de lo suyo y se montó una tienda. Soy una chica que ayuda a su madre en el bar, no siempre con muchas ganas, pero que lo hace. Soy una chica que lleva adelante el cáncer de su padre sin saber muy bien como lo hace. Soy una chica a la que le gustan los botellones, la música, bailar, hacer el gamba, beber vozka... siempre que puede. Soy una chica de ideales y que lucho por ellos. Soy una chica que quiere a su novio, que vive con él y que lo ama con locura. Soy una chica que no le importa estar en casa y dejar de disfrutar de su reciente independencia para ser de utilidad a su familia. Me gustan las series algo frikis, me entusiasmo con la publicación de un nuevo libro de Harry Potter o un nuevo capítulo de Sailor Moon Crystal.
Sigo siendo la niña de siempre pero a la vez la mujer que nunca fui.
Tras una depresión, una mala relación, una mudanza y dejar atrás Sevilla y mis amigos, he encontrado mi nueva vida, he dejado en mi corazón a todas aquellas personas que tanto quiero y que espero verlas pronto, todos aquellos buenos momentos, incluso con gente que perdí la relación. Lo he metido todo en una cajita, y ahora lo guardo para no perderlo nunca.
Y bueno, este es mi cambio y espero no tardar tantísimo en volver a escribir, adoro escribir y ni siquiera sé por qué me quedé tanto tiempo sin hacerlo.